martes, 24 de diciembre de 2013

Espinelas de la Realidad y la Utopía (Fragmentos 2)


De nuevo la incertidumbre
me destroza, me desvela,
de nuevo mi carabela
naufraga en la podredumbre.
Como cerilla sin lumbre
por la vida voy de prisa.
Se me apagó la sonrisa,
zarpo en pos de la utopía,
pero mi nave vacía
se quemó y ahora es ceniza.

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Hay una fiera en mi fuero,
hay una flor en mi flora,
soy el hijo de Pandora,
soy un triste prisionero.
Soy un temible guerrero,
un ogro de garra amable,
soy un volcán inestable,
soy un remanso de calma...
Yo nací bajo la palma
con una mancha imborrable.

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Si supiera qué camino
habría de tomar volando,
dejaría de ir andando
en busca de mi destino.
No soy astro y me declino,
en el ocaso me ahogo,
como el sol bogo que bogo
en la playa que crepita.
No hace falta que repita
que por mi suerte yo abogo.

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Volando van las cornejas
por cielo azul enrejado
y dejan sobre el tejado
sus sombras sucias y añejas.
Las alas son negras cejas
en el rostro de la tarde,
esta visión es alarde
de lo efímero y lo bello.
Cada ave es un destello
junto al sol que al fondo arde.

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A veces yo me marchito,
soy hojarasca otoñal,
que se va en el vendaval
sin dejar un verso escrito.
A veces el infinito
me devora, me destierra.
A veces voy bajo tierra
y germino, soy simiente;
a veces soy la corriente
de un río en lejana sierra.

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Las tres partes del día



La mañana




La mañana vino a mí

con su traje de rocío.
Dejó mi cuerpo vacío
y no preguntó por ti.
Ni siquiera el frenesí
que en mi sexo estaba preso
me dejó. Ahora, ex confeso,
desnudo y sin tu aroma,
estoy vivo, pero en coma,
estoy totalmente leso.

La tarde

La tarde se corre astuta
entre las sedas del día.
La tarde en su cruel manía
de ser virgen y ser puta.
Se crece azul, absoluta,
delante de mis dos manos.
Intento, pero son vanos
mis esfuerzos por besarla.
Quizás precise domarla
con mis vientos antillanos.

La noche

La noche ebria y traviesa
me enseña su vulva oscura.
Yo acaricio la negrura
de su africana cabeza.
La noche con su rareza
de inexistencia lunar.
La noche es un lupanar
de éxtasis y de ambrosía.
Negra cubana, bravía,
ninfa saliendo del mar.


2 comentarios:

  1. Comparto tú dolor del alma, común para los que suspiramos por alcanzar las estrellas.
    En el silencio en una noche sin luna al contemplar el firmamento. He ahí nuestro consuelo, hecho poesía
    Con ternura
    Antonio Alonso

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